“La recuperación de Europa pasa por ser verde y por todo el dinero que se va a destinar”. Eva Sereno Zaragoza
Depende del sector de actividad y de la empresa. Lógicamente, una compañía intensiva en consumo de energía va a tener más difícil ser neutral climáticamente en 2030 o 2050 y le va a requerir una inversión mayor frente a una empresa de servicios, una pyme o un emprendedor, que tienen un impacto más reducido y, con poco esfuerzo relativamente, van a conseguir reducir la huella de carbono. Un estudio de la Fundación Ellen MacArthur indica que acometiendo políticas de renovables y de eficiencia energética, se podría abordar el 55% del problema, mientras que el 45% res- tante corresponde al uso del suelo y la economía circular, que es esa parte que conllevaría hacer un diseño y un proceso de fabricación de los bienes de consumo más sostenible y repensar los modelos de negocio. Esta parte es más compleja porque las energías renovables ya están muy desarrolladas y las políticas de eficiencia energética llevan muchos años en marcha, pero todo lo que es economía circular es relativamente más complejo. Cerca del 80% de los impactos de un pro- ducto se pueden controlar en la fase de diseño. Si ecodiseñamos desde el principio, podemos reducir los impactos ambientales y, en este caso, la huella de carbono, que es un indicador, pero hay más.
Son la clave porque son las que fabrican los productos que consumimos y, al final, es el consumidor el que tiene la capacidad última de decisión de elegir. Lógicamente, las compañías tienen que ofrecer alternativas sostenibles. Pero no olvidemos que cada vez son más las empresas que ven la sostenibilidad no solo como algo beneficioso para el planeta y la sociedad, sino que es también para ellas económicamente.
Las que nacen ahora tienen muy interiorizado el tema de la sostenibilidad. Casi tres de cada cuatro personas hoy en día toman ya prácticamente sus decisiones de consumo por motivos éticos y de soste- nibilidad. Hay emprendedores de todas las edades, pero los más jóvenes lo tienen muy claro. Las empresas que nacen en este momento sin el factor de la sostenbilidad tienen su viabilidad en entredicho.
¿Es posible un modelo de negocio 100% sostenible?
Desde la perspectiva de la economía circular, es cerrar el círculo, imitar a la naturaleza (biomímesis), porque en ella no existe ningún residuo y cualquier resto es reincorporado y sirve de nutriente para el siguiente proceso. En la industria o actividad económica de las empresas, el 100% sostenible desde el punto de vista ambiental sería cerrar el círculo. A partir de ahí, hay otros aspectos de la sostenibilidad, que es el triple balance: económico, social y el ambiental. No nos olvidemos del componente social de la sostenibilidad porque, lógicamente, los impactos del cambio climático afec- tan mucho a las personas y a la sociedad: migraciones climáticas, cam- bios en la fertilidad y cosechas en agricultura, necesidad de migrar porque en ciertas zonas no se puede cultivar... Es solo un ejemplo. El modelo 100% sostenible debe abordar esas tres vertientes.
¿Las normativas favorecen que las empresas sean sostenibles?
Europa ha hecho una apuesta enorme. El impulso a través del Pacto Verde Europeo y las medidas que están dentro de ese marco como el plan de acción de la economía circular son fundamentales para dar ese impulso a las empresas. Es ver- dad que viendo lo que viene de Euro- pa se está actuando de manera rápida y reaccionando y, al final, hay también una dotación económica de Europa, porque es muy importante la innovación y la investigación y, sobre todo, el cambio de hábitos de consumo. Una parte considerable de las políticas europeas van destinadas a facilitar las decisiones al consumidor.
¿Hay más sensibilidad a raíz de la pandemia?
Se percibe más por lo que viene desde Europa, ya que la recuperación europea pasa por ser verde y por toda la cantidad de dinero que se va a destinar a ello. Ahora, la mayor preocupación de las empresas es subsistir y, si ven y entienden que esa vía va a ser el camino para la recuperación, habrá un viraje clarísimo hacia la sostenibilidad.
¿Qué dificultades tienen las pymes?
Está el aspecto cultural y también que muchas veces no cuentan con los recursos para acometer este cami- no. La gran empresa ya lo tiene muy claro. Las del Ibex 35 calculan y hacen un seguimiento continuo pormenorizado porque las tendencias a nivel normativo y de consumidor van por ahí. Las pymes, técnicamente, no tienen esa capacidad y acaban haciendo el cálculo fuera del hora- rio laboral con esfuerzo adicional. Y, para esto, es necesario que existan iniciativas que puedan apoyar a las pymes y facilitarles este trabajo porque, aunque no es complejo, están ahogadas en este momento de crisis. A las pymes tradicionales quizá les cuesta ver la rentabilidad del retorno económico por el esfuerzo que requiere dedicar un tiempo y unos recursos al cálculo de la huella ambiental y hacer un seguimiento del impacto.